
Un vampiro humanista busca suicida Reseña: Crónica de una no muerte anunciada
Hoy en Saliendo de la Peli les traigo una joyita que mezcla vampirismo, existencialismo adolescente y humor negro. ¿La película? Se llama Un vampiro humanista busca suicida, y no, no es broma. Aunque lo parece.
¿De qué trata esto?
Nos encontramos con una historia canadiense (zona francófona) que desde el título ya se sale de lo común. Olvídate del vampiro glamoroso o el depredador gótico. Aquí seguimos a Sasha, una vampira adolescente… de 68 años. Sí, los vampiros envejecen lento, pero los papás también se hartan. Y cuando tu hija se rehúsa a cazar humanos por cuestiones éticas, pues ni modo: la mandas a vivir con su prima loca.
Desde niña, Sasha cargó con un trauma: en su fiesta de cumpleaños familiar, un payaso termina despedazado por su clan vampírico y ella, con razón, queda emocionalmente bloqueada. Años después sigue sin sacar los colmillos, sin morder a nadie y sobreviviendo con bolsitas de sangre como si fueran frappuccinos de fresa. Obvio, la familia ya no puede más.
Una comedia muy oscura (pero luminosa en fondo)
En esta nueva etapa, Sasha se enfrenta al dilema: ¿vivir eternamente con hambre o desaparecer en la luz del día? Pero justo cuando el vacío existencial comienza a apretar, conoce a un chico con ganas de morir. Y boom: el trato perfecto parece surgir. Tú quieres morir, yo necesito sangre. Win-win, ¿no?
Pero la peli no se queda en ese chiste macabro. Es más profunda: habla del suicidio, la soledad, la culpa, el paso a la adultez y cómo enfrentamos (o evitamos) lo que somos. Todo esto, sí, con humor. Pero también con ternura. Es de esas películas que te sacan una risa incómoda y luego te dejan pensando.
¿Vale la pena verla?
Sí, pero con advertencia: es lenta, introspectiva y muy de “cine de arte”. Si buscas algo rápido o lleno de acción, esta no es. Pero si te gusta el humor negro con corazón, los personajes raritos y los temas profundos tratados con ligereza, esta joya te va a encantar.
Tiene una vibra muy a lo Juno + What We Do in the Shadows + The Virgin Suicides. Graciosa, triste, diferente. De esas películas que no se parecen a nada que hayas visto este año.
¿Y la calificación?
Le doy su 9 de 10. Por original, por tierna, por tener una protagonista que podría ser tu emo interior en plena crisis existencial y porque nos recordó que todos fuimos adolescentes confundidos alguna vez… aunque no chupáramos sangre humana.
Está en la Cineteca (CDMX), así que aprovechen antes de que desaparezca. Y sí, cómprense su slushie de cereza: combina perfecto con los temas.

