
¿Cómo las decisiones basadas en datos definen el futuro de la gestión educativa?
En México, según datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), la eficiencia terminal en la educación superior mexicana es de apenas un 39%. Esto significa que más del 60% de quienes ingresan a la universidad no alcanzan a titularse en el periodo establecido.
Este es un fenómeno que representa no solo una pérdida de talento, sino un impacto financiero devastador para las instituciones. El costo de la captación de un nuevo alumno es hasta cinco veces mayor que el de retener a uno existente. La pregunta es: ¿qué están haciendo las instituciones para hacer frente a esta situación?
La clave, explica Laura Elizondo W., directora de la empresa Lexium, está en aprovechar la información valiosa que cada institución es capaz de generar para tomar decisiones estratégicas que impulsen la permanencia y el éxito de los estudiantes. Esto, en lugar de limitarse a métricas superficiales como las calificaciones o fragmentar los datos entre distintos departamentos, lo que impide contar con una visión integral capaz de anticipar escenarios y planear con oportunidad.
Aquí es donde la metodología de Skill Analytics está marcando un punto de inflexión. Este enfoque, basado en el análisis de datos aplicado a las habilidades, permite a las insitutciones ir más allá de los números académicos. Facilita, por ejemplo, identificar a un alumno en riesgo de deserción antes de que sus calificaciones bajen, personalizar rutas de aprendizaje para maximizar el potencial de cada estudiante y afinar los procesos de captación para atraer a los perfiles con mayor probabilidad de éxito.
Plataformas de analítica avanzada, como las que han sido desarrolladas por empresas pioneras en EdTech como Lexium, son un claro ejemplo de esta evolución. Permiten mapear las habilidades intelectuales y socioemocionales de una comunidad, convirtiendo la incertidumbre en un mapa claro para la acción.
La conclusión es clara: las instituciones que aprendan a utilizar sus datos como una brújula estratégica no solo frenarán la fuga de talento, sino que liderarán la verdadera evolución de la educación, transformando el potencial de cada alumno en crecimiento sostenible para la institución.

