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Bambi: La Venganza Reseña – Cuando la inocencia se tiñe de rojo

El cine de terror siempre ha buscado nuevas formas de reinventar clásicos, de trastocar la memoria colectiva para sembrar incomodidad donde antes había ternura. Dentro del llamado Pierniverse ese curioso fenómeno de reinterpretar íconos infantiles bajo el filtro del slasher y el gore llega “Bambi: La Venganza”, una apuesta que convierte al pequeño cervatillo en un monstruo de colmillos afilados y sed de justicia.

Desde que se anunció, el proyecto generó debate: ¿era necesario desmembrar (literal y simbólicamente) a uno de los personajes más entrañables de la animación? La respuesta que ofrece la cinta es clara: sí, porque la película no solo busca el impacto gratuito, sino que se coloca como sátira brutal sobre el ecocidio y el abandono de la naturaleza a manos de la industria. El detonante no es un cazador solitario, sino la acumulación de años de residuos tóxicos en el bosque, que despiertan la furia de un Bambi adulto, con familia propia, convertido en una especie de vengador sobrenatural.

Terror con colmillos (y presupuesto mejorado)

Una de las sorpresas más agradables de esta entrega es su producción. A diferencia de los primeros experimentos del Pierniverse, aquí el presupuesto luce más sólido: los efectos digitales aunque no perfectos ya no distraen, las escenas gore son más estilizadas y la atmósfera visual tiene coherencia. La fotografía se atreve a usar claroscuros y neblinas densas para darle al bosque un aire opresivo, mientras que el diseño sonoro sabe jugar con los silencios antes del rugido salvaje del nuevo Bambi.

En términos de brutalidad, el filme no escatima. Hay cuerpos partidos en dos, camionetas volcadas por la fuerza del venado, cabezas arrancadas de un mordisco y un Tambor que jamás habíamos imaginado: un conejo convertido en depredador con dentadura de pesadilla. El espectáculo sangriento está ahí y, para los fanáticos del gore, funciona.

El talón de Aquiles: la historia

El gran problema está en la narrativa. Si bien “Bambi: La Venganza” plantea una premisa poderosa la naturaleza cobrándole cuentas a la humanidad, pronto se diluye en repeticiones y clichés. Las motivaciones del protagonista quedan en lo obvio, y los secundarios humanos funcionan más como carne de cañón que como personajes memorables. En comparación con “Peter Pan: Neverland Nightmare”, probablemente la mejor entrega del Pierniverse hasta la fecha, esta secuela se siente menos arriesgada en su discurso y más mecánica en su ejecución.

La película entretiene, sí, pero no llega a sorprender ni a empujar los límites como lo hizo su predecesora. El guion parece seguir una fórmula segura: escena impactante, pausa, grito, nuevo desmembramiento. A ratos, la cinta se siente más como un producto que como un ejercicio creativo.

Entre el morbo y la metáfora

Aun con sus tropiezos, “Bambi: La Venganza” logra algo peculiar: que el espectador ría nervioso mientras recuerda cómo esa misma historia la del cervatillo huérfano marcó su infancia. Hay algo retorcidamente divertido en ver a un ícono tan puro convertido en vengador implacable, casi un superhéroe gore. Es ahí donde el filme encuentra su atractivo: en la mezcla incómoda de nostalgia y repulsión, de ternura y horror.

Veredicto

No es la mejor película del Pierniverse, pero tampoco la peor. Se ubica en un punto intermedio: un producto entretenido para ver en compañía de amigos, palomitas y carcajadas nerviosas. Si lo que buscan es profundidad narrativa, quizá quede a deber. Si lo que quieren es sangre, exageración y el morbo de ver a Bambi convertido en depredador, entonces encontrarán justo lo que esperan.

Calificación: 7/10
Un espectáculo sangriento que mejora en técnica, pero que tropieza en historia. Recomendable para fans del género, y un recordatorio de que quizá el bosque nunca olvidó lo que le hicimos.

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