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​Un Ladrido en el Abismo: Good Boy- Reseña

Good Boy llegó a la cartelera rodeada de hype y de una premisa tan ambiciosa como simple: una película de terror psicológico contada íntegramente desde la perspectiva de un perro. El debutante Ben Leonberg no solo dirige, sino que nos obliga a agacharnos hasta la altura de un can, con su propio perro (Indy, el protagonista) como la estrella que carga todo el peso emocional del metraje.

​La sinopsis es directa: Todd se muda con su fiel perro Indy a una vieja casa rural con rumores de estar embrujada. Lo especial es que Indy es el único que percibe las entidades oscuras y el mal que acecha a su dueño. Es la típica historia de «casa encantada», sí, pero filtrada a través de la lealtad instintiva de un animal que no puede comunicarlo.

​Hablando de los apsectos técnicos: La elección de la perspectiva. La cámara se arrastra al nivel del suelo, utiliza los silencios y los sonidos amplificados (un ladrido nervioso, un gruñido) para construir la tensión. Leonberg evita el sentimentalismo fácil o el truco del CGI; lo que vemos es la reacción genuina de un perro enfrentándose a lo que él siente como peligro. Esto crea una alianza perceptiva única entre el espectador y la criatura.

Lo que nos gustó: La ambición formal es palpable. Good Boy es una película de terror que confía en la sugerencia y la ambientación. Los humanos (incluido Todd, el dueño) son personajes secundarios, a menudo encuadrados de forma incompleta, casi como obstáculos o ciegos al drama real. Esto acentúa la soledad de Indy como único testigo. El miedo no tiene forma, solo una sensación que el perro (y nosotros a través de él) notamos en cada rincón oscuro. La corta duración (apenas 72 minutos) también es un acierto, pues evita que la idea se agote.

Good Boy es más que una simple anécdota. Es una pieza de terror independiente muy eficaz que transforma clichés del género en algo fresco gracias a su ingenioso recurso canino. Si buscas terror psicológico tenso, inteligente y conciso, esta es tu película. Si esperas un guion profundo o un desarrollo de personajes a la altura de las grandes obras de terror, te quedarás a medio camino.

​Es un debut audaz de Leonberg y un aplauso a Indy, la «mejor actuación perruna del año». Sales de verla con ganas de abrazar a tu mascota y, quizás, de preguntarle si ha visto algo que tú no.

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